que contrarrestaran sus transgresiones. Es decir, como si Dios usara una balanza y pusiera a un lado las transgresiones y, al otro, las buenas obras. Así, uno puede «ganarse» la salvación, aunque, de este modo, uno no puede estar completamente seguro de que sus buenas obras pesarán más que las malas, lo que lleva a una desesperada inseguridad sobre la salvación. Dicho de otro modo, la religión judía era legalista: consistía en intentar ganarse la salvación por uno mismo. Sanders quiso con su estudio
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